Adolf Clauss, que tenía acceso a la Comandancia de Marina, fotografió los documentos y los remitió a los servicios secretos alemanes antes de que los británicos pidieran al embajador del Reino Unido en España, Sir Samuel Hoare, que mediara ante el Gobierno español para devolver los documentos de Martin a su país natal. Cuando finalmente llegaron a Inglaterra, Ewen Montagu pudo comprobar que habían sido manipulados y por lo tanto, que el contenido había llegado precisamente a donde tenían que llegar: a los alemanes. Los del Führer se habían tragado, enterita, toda la carne picada. Fue así como llegaron a creer que los aliados no tenían intención de invadir Sicilia, sino que pretendían desembarcar en Cerdeña y el Peloponeso griego, posiciones que fueron reforzadas por el Eje dejando indefensa la isla de Sicilia, que fue tomada el 17 de agosto de 1943 por los aliados en la llamada Operación Husky, permitiendo a estos introducirse en la Europa ocupada por los nazis y salvando miles de vidas.